jueves, 17 de diciembre de 2009

El fin de mi sueño.


Recuerdo mi primera caída, el primer día que asistí a mi clase de ballet con ilusiones y sueños de ser la mejor bailarina de todo el mundo.
Había tantas niñas con los mismos sueños que yo, compartíamos varias espectativas y luchabamos por lo que queríamos, ahí al principio todo era amistad y apoyo entre unas y otras, después todo se fue convirtiendo en competencia, todas queriendo sobresalir y pisotear a las demás siendo la mejor.
Cada mes hacíamos presentaciones para mostrar lo aprendido en clase y el avance realizado, pero un día en una de las presentaciones, caí sin poder levantarme nuevamente, mi pie se había lesionado, dejándome inmóvil en ese momento. Fue horrible, comencé a llorar con la cabeza agachada, no por el dolor, sino por el hecho de que esa lesión pudiera afectarme a futuro y poner en riesgo o quizá ni me permita lograr mi gran sueño desde pequeña, ser una gran bailarina. Inmediatamente me llevaron al hospital donde me tomaron radiografías y me revisaron para saber que es lo que tenía.
Desafortunadamente después de media hora estuvieron los resultados, pero no eran buenas noticias, la lesión había sido bastante fuerte y mi sueño en ese instante desapareció por completo, ya que no podría volver a bailar por el daño ocasionado.

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