En una residencia llena de lujos y servidumbre por todos lados, vivía la familia Morales, tres niñas y los padres. Aquella donde cada sábado se organizaba una cena familiar, se reunían padres, hermanos, tíos, abuelos, hijos, sobrinos, nietos, etc. Realizaban charlas sobre negocios importantes, como se encontraba la economía en casa, preparando algún viaje para las próximas vacaciones. En fin, típica charla como la de todos los sábados.
Tenían un perro llamado Lasky de color miel, ojos brillantes, nariz húmeda, y el cuál siempre parecía estar triste. No recibía tanta atención como debía, parecía estar enfermo y sin ganas de nada.
Poco después de estar así, Lasky escapo, recorrió calles por varias horas. Durante la luz del día que lo envolvía con calor, hasta llegar la noche tan fría y húmeda como el vacío que sentía dentro, por la necesidad de querer estar en un hogar donde se sintiera realmente protegido y amado.
Tenían un perro llamado Lasky de color miel, ojos brillantes, nariz húmeda, y el cuál siempre parecía estar triste. No recibía tanta atención como debía, parecía estar enfermo y sin ganas de nada.
Poco después de estar así, Lasky escapo, recorrió calles por varias horas. Durante la luz del día que lo envolvía con calor, hasta llegar la noche tan fría y húmeda como el vacío que sentía dentro, por la necesidad de querer estar en un hogar donde se sintiera realmente protegido y amado.
Hasta que un día…
awww mi vidaaa
ResponderEliminarpor k escribes d
perritos
siento feo!!!